La lana es un excelente regulador térmico que permite mantener un equilibrio ideal entre el cuerpo y el ambiente. A través de un proceso llamado "calor por absorción" el tejido absorbe humedad y retiene el calor cuando las temperaturas son frías y humedad. Por el contrario, cuando hace calor a través del proceso "refrigeración por evaporación" la lana libera la humedad dándole al cuerpo una sensación de frescor. Se trata de un muy buen aislante térmico ya qe al retener entre sus intersticios (fibra) una gran cantidad de aire dificulta la conducción térmica.
Todos estos atributos hacen que la lana pueda aportarnos una sensación cálida cuando hace frío. En cambio, cuando hace calor al tener capacidad para absorber y liberar cantidades controladas de humedad, permite mantener al cuerpo seco y fresco.
La propiedad de absorción y liberación de humedad sumado a que es un tejido esponjoso que no se adhiere a la piel, deja una capa de aireación entre esta y la prenda, permitiendo un alto poder de respirabilidad.